Fragmentos de filosofía
Amar el Bien (supremo): estas palabras resumen toda la moral agustiniana. Amo el Bien que debo amar y por tanto soy bueno. Amo el Bien que deseo y por tanto soy feliz.
Amar el Bien (supremo): estas palabras resumen toda la moral agustiniana. Amo el Bien que debo amar y por tanto soy bueno. Amo el Bien que deseo y por tanto soy feliz.
En un conocido texto (De veritate, 1, 2), Santo Tomás enseña que las cosas son la medida o regla del entendimiento humano («mensurant intellectum nostrum»); y que a su vez las cosas tan medidas o reguladas por el entendimiento de Dios. De manera que, en resumen, «intellectus divinus est mensurans, non mensuratus; res autem naturalis, mensurans et mensurata; sed intellectus noster est mensuratus, non mensurans quidem res naturales».
La palabra «persona» se utiliza, en el lenguaje corriente, como equivalente a la de «hombre». Tal uso es correcto, porque la persona
humana es el hombre mismo. Con el término «persona», sin embargo, se designa algo más que con el de «hombre». No solamente se significa al hombre, sino a éste en cuanto es portador de una cierta dignidad, de la que carecen todos los demás seres de la naturaleza. Cuando, por ejemplo, alguien no es atendido debidamente, o recibe malos tratos; es decir, cuando no se tiene en cuenta su valor, no protesta utilizando la expresión: «¡Soy un hombre!», sino la de «¡Soy una persona!». Sin advertirse totalmente, se indica así que se es un hombre, pero con una dignidad característica.